"La economía de mercado no es suficiente para crear una civilización"
Cada circunstancia que nos toca enfrentar en la vida, moldea o transforma nuestra perspectiva en referencia al mundo que nos rodea y cómo lo asumimos. Por esta razón, ninguna posición debería ser juzgada como correcta o errada, dado que es producto de la experiencia personal en un medio ambiente específico.
La posición ante la vida de André Compte-Sponville, resulta un tanto particular. Al menos lo suficiente como para ser reconocida. Habiendo vivido una niñez marcada por la depresión y el alcoholismo de su madre, el constante temor de perderla –ya que intentó suicidarse en dos oportunidades-, la mala relación entre sus padres, y luego de adulto, haber vivido la terrible experiencia de perder a su primera hija a las seis semanas de nacida, podrían dar algunos indicios acerca de su decisión de convertirse en ateo, y de asumir el una visión muy personal de “felicidad bajo control”, en el cual él mismo plantea que “es mejor desear aquello que depende de nosotros, porque en ese caso querer significa actuar, que desear aquello que no depende de nosotros, porque entonces hay que contentarse con esperar”. Sin ánimos de establecer juicios de valor, se puede inferir que dicha orientación debe implicar un constante ejercicio de voluntad, a fin de suprimir la natural tendencia humana a tener esperanzas y a soñar mas allá de su realidad inmediata, porque ellos ello implicaría un acto de fe. Fe de creer para ver, sin desmayar aún cuando las circunstancias son adversas a la esperanza. Es probablemente por esta razón que, dada su experiencia personal, para él resulte más sencillo asumir una postura que lo lleve a ver para creer, para accionar, y colocar sus energías en conseguir aquello que está directamente bajo su alcance y control.
Sin embargo, es admirable como André Compte-Sponville expone su filosofía – si se quiere algo cínica – desde una perspectiva equilibrada, en verbo ligero y tono ameno, que resulta cautivador y refrescante. Su posición atea-pro-espiritual resulta respetuosa y abierta, al tiempo que agradable, en un proporcionado punto medio entre el fanatismo y el nihilismo; mientras que su punto de vista liberal de izquierdas, plantea una fórmula política tan ecuánime y razonable, que resulta difícil comprender cómo no se había planteado antes, y por qué no es el modelo predominante.
Por otro lado, es particularmente resaltante su habilidad para trasladar los temas filosóficos a las masas, empleando para ello un lenguaje sencillo y directo, haciéndola así asequible y cercana, e incluso atractiva aún para quienes no están particularmente interesados en el tema.
Para finalizar, y redondeando el punto inicial, las propias vivencias definen o condicionan en gran medida nuestra respuesta a los retos y dificultades que se nos presentan a diario. Sin embargo, al final del día, sigue siendo nuestra decisión la posición que asumamos ante la propia existencia. Por su parte, André Compte-Sponville, parece haber tomado la decisión correcta, y a partir de su experiencia personal – o a pesar de ella-, proporcionar una visión práctica, afable y levemente sardónica, de la vida en general, y la filosofía en particular.
Fabiola Massabié
Zahira Sulbarán
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