MSc.
Bracamonte Yazmín
MSc.
Martínez José
La
investigación realizada por el Dr. Miguel Martínez, sobre las bases de la
epistemología a comienzo del siglo XXI, tiene el propósito de clarificar e
ilustrar el concepto de cientificidad adoptado, especialmente en las ciencias
humanas. A partir de este objetivo, el autor expone que las realidades del
mundo actual, deben ser comprendidas a través de enfoques transdiciplinarios,
integrado y sistémico, en virtud que en esas realidades existen numerosos
factores que se relacionan entre sí, es decir que la respuestas a los problemas
sociales, económicos, políticos, entre otros; no pueden ser resueltos por la percepción de sus partes, o lo que se
llama en ciencia el principio de reducción, sino por un enfoque integrado de
muchas disciplina, dado a la complejidad de las realidades.
De ahí, que el autor
plantea la necesidad de un nuevo enfoque científico, que adopte o refresque el
concepto de racionalidad científica y/o paradigma epistemológico, al afirmar primero
que el modelo científico positivista, se encuentra cuestionado por los
investigadores del área de la física, psicología, biología y filosofía, porque
para estos campos de la ciencia , surge la necesidad de reemplazar el modelo
axiomático de pensar, razonar y demostrar, con su idea de lógica-formal o
lógica-matemática, por una lógica que permita la auténtica y más empírica
realidad del mundo en que vivimos e interactuamos, en otras palabras por un
modelo sistémico acorde a las complejidades de las realidades del mundo actual.
De igual modo establece, dada la explosión de los conocimientos de las
diferentes disciplinas, especialidades o enfoques que se han originado en el
Siglo XX y las reflexiones epistemológicas, el modelo de la ciencia tradicional
se hace insuficiente e impide el progreso o integración de las áreas del saber.
Ahora bien, un cambio
en el modelo científico, significa una transformación en la forma de entender
las realidades del mundo actual, de asumir actitud crítica constante sin dejar
los conocimientos adquiridos por el que hacer científico, puesto que cada área
de la ciencia, no solamente gira en torno a generar conocimientos, sino también
a la dignidad de su producto, para Woods y Grant, en su obra Razón y revolución,
señalan que la “única manera de salir del impasse social, económico y cultural
es mediante una sociedad basada en la planificación racional, en la cual la
ciencia y la tecnología se ponga a disposición de la humanidad” (p. 63).
Para el Dr. Miguel
Martínez, el concepto restrictivo de cientificidad adoptado, en especial las
ciencias humanas, mutila la legitimidad y el derecho de existir de una gran
riqueza de la dotación más típicamente humana, como lo es el uso de la libertad
y de la creatividad; dado que para el autor la ciencia busca la realidad, desde la percepción del concepto universal de
lo que es la fisonomía del ser humano, no sobre realidad centrándose en un
elemento o parte de la misma, que la convierte en una visión atomista de la
realidad.
Por consiguiente, su
crítica al método científico tradicional usado en las ciencias humanas, es que
presenta una debilidad, que es la irrealidad, ya que en la ciencias humanas
existe en juego docenas de variables que interactúan mutuamente, entre las
cuales se da todo tipo de relaciones.
En cuanto a la
complejidad y transdiciplinariedad, el Dr. Martínez plantea, que estos dos
términos y su relación con la epistemología, no existe una definición
compartida de los mismos, en consecuencia, falla la comunicación de los
diferentes usuarios que integran estos conceptos. También señala que el término
transdiciplinarios, hace referencia a
procesos mentales donde se conceptualiza
las totalidades en forma integral y sistémica.
Por lo tanto, metodología
utilizada en el estudio de los fenómenos de las ciencias naturales, no son
suficientes para el estudio de las ciencias humanas, y es ahí donde se centra
el punto controversial del enfoque metodológico aplicado de manera general en
ambas ciencias.
Al llegar a este punto,
el Dr. Martínez expresa que los métodos utilizados en los estudios de la física
o la matemática, no pueden ser considerados para las investigaciones de la vida,
dado que en estas investigaciones el objeto de estudio se pueden definir con
conceptos propios como la especie, el ecosistema, el organismo. Además
involucra otros conceptos como el que conforma un sistema abierto en continua
evolución y cambio. De ahí la necesidad de indicar una dimensión sistémico –
cualitativo de la ciencia de la vida.
En efecto, se trata que en el campo de estudio de la realidad de
los seres vivos, existen diferentes niveles de lógica, que no es solamente la
lógica numérica, sino más bien, una dialógica y métodos transdiciplinarios, un paradigma sistémico.
Cabe señalar, que el
paradigma sistémico, como epistemología actualizada, construye el conocimiento
bajo el enfoque de sistema, donde los elementos de estudio son vistos como
entidades complejas, y las partes que lo integran están en constante
interacción mutua, cuya personalidad del
objeto deriva de la armonía entre sus partes. Woods y Grant señalan “El todo
casi siempre equivale a bastante más que la suma de sus partes constituyentes” (p.
109). Para la lógica formal, el todo es
igual a la suma de las partes, no así para la lógica no lineal de la
complejidad, que Woods y Grant indican
muy bien.
De acuerdo con lo
señalado anteriormente, para comprender la naturaleza de una entidad es
totalmente insuficiente reducirla a sus componentes individuales, es necesario
entender sus interrelaciones dinámicas, es decir, llegar a un análisis dialéctico,
no formal.
Por eso, el enfoque
sistémico, es importante cuando se estudian estructuras dinámicas cuyos
elementos son heterogéneos, por ejemplo los seres vivos; siendo necesarias la acción de lo cualitativo y sus relaciones.
Sin embargo, bajo este paradigma han surgido enfoques, tales como dinámica no
lineal, matemática compleja, cuyo fundamento no es la cantidad, sino la
relación, forma y orden, es decir una matemática mas cualitativa, que pasa de
los objetos a las relaciones, de las cantidades a las cualidades, entre otros.
Sobre este punto en particular, se conoce en las leyes de la dialéctica, como
la ley de la transformación de la
cantidad en calidad y viceversa, al respecto Hegel, expresa que “pequeños cambios cuantitativos dan lugar
en un determinado momento a un salto cualitativo”.
El enfoque sistémico, a
diferencia de la ciencia objetiva, considera la posición personal del sujeto
investigador, para ello el investigador debe tener un pensamiento en una lógica
dialéctica, que no es más un método de pensamiento y de interpretación del
mundo, tanto de la naturaleza como de la sociedad, que tiene como principio
fundamental que todo está sometido a un proceso constante de cambio, movimiento
y desarrollo producto de las contradicciones que en ella existen. Sin olvidar
que el significado de las partes o componentes está determinado por el
conocimiento del todo y las partes.
En este marco de ideas,
el aporte de la neurociencia actual, en esclarecer el proceso de atribución de
significado, es decir la construcción de los conceptos, se da por la interconexión
de los fenómenos que existen independientemente de los seres humanos, pero que
tienen la propiedad de actuar sobre nuestros órganos sensoriales y suscitar las
correspondientes sensaciones.
Por último, con este
enfoque sistémico, se trata de repensar de nuevo la ciencia, de crear postulado de nueva conciencia y paradigmas
que cambie las apreciaciones y conceptualizaciones de la realidad y la
naturaleza humana, por ejemplo el pensamiento sistémico – ecológico. Y donde algunos
de los resultados de las ciencias, han sido ofrecidos por el arte y la
literatura, en especial a los problemas humanos, en otras palabras a la convergencia
de la ciencia, el arte y la ética, donde el investigador tiene la capacidad de
juzgar rectamente lo estudiado, generando así sabiduría.
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ResponderEliminarBASES DE LA EPISTEMOLOGIA DEL SIGLO XXI
ResponderEliminarPARTE I
AUTORES:
YAJAIRA QUINTERO
ELVIS JAUREGUI
Las realidades que se viven en el mundo de hoy son cada vez más complejas. Para entender esto se hace necesario un estudio transdisciplinario, integrado y sistémico. Con respecto a estos señalamientos la UNESCO hace unas afirmaciones bajo la idea de no seguir parcelando el saber, poniendo énfasis en un enfoque transdisciplinario. Adoptando un paradigma sistémico para entender la complejidad. Estos señalamientos nos enfrentan a una reflexión sobre el estudio de la ciencia. Por su parte Kant, máximo exponente del estudio de "La Crítica de la Razón Pura" nos invita a que no nos conformemos con el saber aparente.
Ahora bien, en el siglo XX comienza a darse la sustitución de un modelo positivista por un modelo sistémico cónsono con la complejidad del mundo actual. De tal forma que aparecen diferentes corrientes de la Teoría del Conocimiento en su abordaje metodológico como las posmodernistas, las posestructuralistas, el construccionismo, el desconstruccionismo, el análisis del discurso, entre otras.
El concepto de cientificidad adoptado por las ciencias humanas castra la legitimidad a existir la creatividad y la libertad. Lo que exige el uso de otras metodologías tal como una metodología tal cualitativa y sistémica.
Desde el punto de vista complejo y transdisciplinario se busca explicar el conocimiento de forma holística y sistémica. Libre del vicio del reduccionismo. Hay que apreciar el conocer, el hacer, el ser y el convivir en el análisis de los fenómenos de la vida. Y esto se da en un encuentro de saberes.
Desde el abordaje ontológico la realidad no puede verse desde una dimensión lineal cuantitativa.
Nuestro entorno está inmerso en un mundo de sistemas, allí las partes interactúan mutuamente. En el pensamiento sistémico se tiene en cuenta la posición personal del sujeto investigador y requiere de una lógica dialéctica. En éste debe estar presente la sensibilidad en cuanto a la aceptación de bases epistemológicas y al uso de métodos y estrategias para poder analizar la realidad. Debe surgir un espacio unido por la ciencia y el arte. Donde estará presente lo ético y lo ecológico. Buscando así una ciencia cada vez más humana.
HACIA UN NUEVO ENFOQUE DE LA CIENCIA
Necesidad de un nuevo enfoque científico. A lo largo del siglo XX hemos vivido una transformación radical del concepto de conocimiento y del concepto de ciencia. Estamos llegando a la adopción de un nuevo concepto de la racionalidad científica, de un nuevo paradigma epistemológico. El modelo científico positivista que imperó por más de tres siglos comenzó a ser cuestionado severamente a principios del siglo XX por los físicos y por los psicólogos de la Gestalt; luego, más tarde en la segunda década por los lingüistas, y finalmente en los años 30, 40, 50 y, sobre todo, en los 60 por los biólogos y los filósofos de la ciencia.
Todos, unos tras otros, fueron manifestando su insatisfacción con la racionalidad lineal, unidireccional, y viendo, poco a poco, la necesidad de reemplazar el modelo axiomático de pensar, razonar y demostrar, con su ideal puro lógico-formal o lógico-matemático, con una lógica que diera cabida a la auténtica y más empírica realidad del mundo en que vivimos y con el que interactuamos, de un mundo donde existen inconsistencias reales, incoherencias lógicas y hasta contradicciones conceptuales.
BASES DE LA EPISTEMOLOGIA DEL SIGLO XXI
ResponderEliminarPARTE II
AUTORES:
YAJAIRA QUINTERO
ELVIS JAUREGUI
ASPECTOS FUNDAMENTALES DE UNA EPISTEMOLOGÍA ACTUALIZADA
El paradigma sistémico Como dice Beynam (1978): “actualmente vivimos un cambio de paradigma en la ciencia, tal vez el cambio más grande que se ha efectuado hasta la fecha (...) y que tiene la ventaja adicional de derivarse de la vanguardia de la física contemporánea”. Está emergiendo un nuevo paradigma que afecta a todas las áreas del conocimiento. La nueva ciencia no rechaza las aportaciones de Galileo, Descartes o Newton, sino que las integra en un contexto mucho más amplio y con mayor sentido, en un paradigma sistémico.
Ahora bien, bajo el punto de vista ontológico, ¿cómo se nos presenta la realidad, en general, de nuestro universo?, ¿pueden reducirse los seres que nos rodean a su dimensión lineal, cuantitativa? Nuestro universo está constituido básicamente por sistemas no lineales en todos sus niveles: físico, químico, biológico, psicológico y sociocultural.
“Si observamos nuestro entorno vemos que estamos inmersos en un mundo de sistemas. Al considerar un árbol, un libro, un área urbana, cualquier aparato, una comunidad social, nuestro lenguaje, un animal, el firmamento, en todos ellos encontramos un rasgo común: se trata de entidades complejas, formadas por partes en interacción mutua, cuya identidad resulta de una adecuada armonía entre sus constituyentes, y dotadas de una sustantividad propia que transciende a la de esas partes; se trata, en suma, de lo que, de una manera genérica, denominamos sistemas” (Aracil, 1986: 13).
EL CONOCIMIENTO COMO REALIDAD EMERGENTE
El ser humano es superior a los animales, no por la riqueza de su información sensorial, ya que la mayoría de los animales poseen una agudeza visual, auditiva, olfativa, etc. muy superior a la del hombre, sino por su capacidad de relacionar, interpretar y teorizar con esa información.
El método básico de toda ciencia es la observación de los datos y de los hechos, y la interpretación de su significado. La observación y la interpretación son inseparables: resulta inconcebible que una se obtenga en total aislamiento de la otra. Toda ciencia trata de desarrollar técnicas especiales para efectuar observaciones sistemáticas y garantizar la interpretación.
Como consecuencia de todo lo dicho se deriva la importancia que tiene el clarificar e ilustrar que el problema en la mayoría de las controversias académicas reside en el concepto restrictivo de “cientificidad” adoptado, especialmente en las ciencias humanas, que mutila la legitimidad y derecho a existir de una gran riqueza de la dotación más típicamente humana, como los procesos que se asientan en el uso de la libertad y de la creatividad. Esta gran riqueza de dotación exige en el investigador, por un lado, una gran sensibilidad en cuanto concepto de las bases epistemológicas aceptadas y al uso de métodos, técnicas, estrategias y procedimientos para poder captarla y, por el otro, un gran rigor, sistematicidad y criticidad, como criterios básicos de la cientificidad requerida por los niveles académicos, criterios que, desde Kant para acá, constituyen su definición.
La unión de estos dos procesos investigativos ha exigido el desplazamiento de su ubicación, en el continuo ciencia-arte, desde la posición de una rigidez inadecuada para las ciencias humanas hacia una más cercana al arte; ha exigido un nuevo espacio bajo el concepto de “ciencia y arte”; es más, en varios de nuestros países, los ministerios de ciencia y tecnología ya han creado departamentos de “ciencia y arte”, antes inconcebibles. Este espacio lo han ido tratando de ocupar, a lo largo de la segunda parte del siglo XX, las metodologías sistémico-cualitativas (cada una en su propio campo y a su manera) que, especialmente en este lapso, se han ido caracterizando por su esfuerzo en poseer las cualidades señaladas, indispensables para lograr conocimientos defendibles epistemológica y metodológicamente ante la comunidad científica internacional.